
Donde la piedra cobra vida y los dioses aún habitan, en lo profundo de los Andes peruanos, a pocos kilómetros del centro histórico del Cusco, existe un lugar donde el tiempo se detuvo y los dioses tallaron su legado en piedra. La Morada de los Dioses no es solo un sitio turístico, es una experiencia espiritual, artística y cultural que conecta el pasado ancestral con el presente.
El escultor cusqueño Michael de Titán Monteagudo Mejía es el creador de las esculturas monumentales que adornan La Morada de los Dioses. Su trabajo está inspirado en la forma de ver el mundo de las culturas andinas, mezclando mitos, espiritualidad y tradiciones de los pueblos prehispánicos, con un enfoque especial en todo lo que tiene que ver con la cultura inca.
Monteagudo comenzó a tallar estas esculturas a gran escala alrededor del año 2015, utilizando formaciones rocosas naturales en la comunidad de Sencca, distrito de Poroy. Su objetivo fue crear un espacio de homenaje a los dioses andinos y a la identidad cultural del Perú, combinando arte, espiritualidad y naturaleza.
Entre sus esculturas más conocidas en el sitio están:
La mayoría de las esculturas fueron hechas a mano, sin maquinaria pesada, usando cinceles, martillos y herramientas tradicionales, lo que le da un valor aún más impresionante a su trabajo.
"Apukunaq Tianan" proviene del quechua y significa “la morada de los Apus (dioses tutelares de las montañas)”. Según las creencias andinas, los Apus Son protectores espirituales que habitan en las montañas. Este espacio fue diseñado para honrar los primeros pueblos del Perú y su profundo legado espiritual.
Este lugar de tierras sagradas desde tiempos preincaicos. Según algunos relatos, los Apus se aparecian aquí a los pobladores mediante sueños o visiones, ofreciéndoles orientación. Otros afirman que este fue un centro de conexión espiritual, donde los sabios o paqos (Actualmente conocidos como curanderos) acudían para meditar y dialogar con los dioses.
Aunque las esculturas son modernas, están inspiradas en estos relatos y mitologías ancestrales, reavivando la memoria espiritual de la región.
La Morada de los Dioses, se encuentra en la comunidad de Sencca, en el distrito de Poroy, a unos 13 kilómetros del centro de Cusco. A 3,850 metros sobre el nivel del mar, está rodeada de montañas, campos de cultivo y un paisaje andino impresionante.
El acceso principal es una carretera afirmada que llega hasta el sitio. También es muy común llegar en bicicleta o haciendo hiking ya que hay rutas de aventura que atraviesan paisajes rurales andinos. El camino es apto para todo público, pero hay algunas zonas con pendientes, por lo que se recomienda calzado cómodo.
Desde el centro de Cusco existen tres formas de llegar:
Lo primero que impacta al llegar es la monumentalidad de las esculturas. Talladas directamente en la roca, algunas alcanzan los 8 a 10 metros de altura. Entre las más impresionantes están:
El conjunto escultórico está rodeado de montañas verdes, caminos de tierra y aire puro. Todo el lugar transmite una atmósfera de respeto, misticismo y conexión con lo ancestral.
Mejor época para visitar: Entre abril y octubre (temporada seca), ya que el clima es más estable y los caminos están en mejores condiciones.
Qué llevar:
Altitud: Al estar a casi 4,000 m.s.n.m., es importante aclimatarse antes si vienes de zonas bajas. Debes evitar realizar esfuerzos bruscos, y recordar mantenerte hidratado.
Testimonios de viajeros
Atrévete a descubrir la Morada de los Dioses y conecta con la esencia de los Andes, donde el arte, la historia y la espiritualidad se funden en piedra eterna.

Pasajeros felices